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-EDITADO 30/07/06

TODAS NUESTRAS ANSIEDADES (Parte 1)

Mateo 11:25-30

    Gedeón fue hombre que experimentó una gran ansiedad. Convencido de que Dios había abandonado a los israelitas, tuvo que ponerse a desgranar trigo en un lugar y ocultarse de sus enemigos, los medianitas. Gedeón creía que descendía de uno de los hombres menos importantes. Dios había llamado a Gedeón, quien no se consideraba de grandes capacidades para encabezar la lucha contra los medianitas. ¡Imaginen su estrés! Pero él obedeció y reunió a sus hombres, luego Dios regresó a su casas a la mayoría de ellos. Aunque este giro de los acontecimientos pondría ansioso a cualquiera, Gedeón resultó victorioso porque Dios ganó la batalla, y con ello aprendió lo poderoso y personal que era su Dios (Jueces 6 y7).

    Como descubrió Gedeón, conocer a Dios íntimamente es una de las claves para enfrentar la ansiedad. Quienes manejan bien la ansiedad, conocen a Dios de una manera muy personal. Son los que siguen adelante tranquilos, mientras que la mayoría de nosotros nos ahogamos en el estrés. Cuando les preguntamos "cómo lo hacen", nos dicen: "lea la Palabra. Ore. Confié en Dios". Ese modo de vida está centrado en Jesús, y es usado para conocerle en su plenitud.

    Los métodos humanos para manejar la ansiedad sirven sólo para distraernos o calmar el estrés. El método de Dios es revelarnos quien es él por medio de la enseñanza del Espíritu Santo y reemplazar nuestra ansiedad por su paz. (Tomado de : En Contacto 2004)

 

TODAS NUESTRAS ANSIEDADES (Parte 2)

Lucas 11:1 - 5

       Gedeón conocía el valor de la oración.  Tuvo una conversación con el Ángel del Señor sobre quién era Dios y lo que estaba haciendo.  También tuvo conversaciones con Dios, tratando de resolver sus dudas.  Mientras se acercaba la batalla, hubo más comunicación mientras Dios le daba instrucciones.  Gedeón tuvo intimidad con el Señor y dirección para su vida por medio de la oración.

    Así como lo hizo con Gedeón, Dios nos invita a nosotros a hablarle de nuestras preocupaciones.  Él anhela reemplazar nuestra carga de ansiedad por Su paz que sobrepasa todo entendimiento.  Tenemos varias ventajas sobre Gedeón cuando oramos.  Primero, tenemos la Biblia, que está llena de información sobre quién es Él y qué está haciendo.  Cuanto más creemos Su Palabra con más confianza le hablaremos.  Segundo, tenemos el Espíritu Santo para guiarnos a la verdad de la Palabra de Dios e interpretarla para nosotros.  Al descubrir lo pertinente que es la Biblia a nuestra situación, aprenderemos a orar desde la perspectiva de Dios.  Nuestras oraciones serán más acerca de lo que Él quiere, que de lo que nosotros queremos.  Tercero, Jesús, nuestro Salvador resucitado, está intercediendo por nosotros, y el Espíritu Santo está orando a nuestro favor cuando las palabras nos fallan.  Nosotros no oramos solos.

    Es a través de la oración que podemos experimentar la presencia de Dios, como en el caso de Gedeón.  Aquí son satisfechas nuestras necesidades espirituales y somos liberados de la ansiedad para vivir una vida de fe.

Tomado de: En Contacto 2004


 

-EDITADO 23/07/06

CUANDO TENEMOS TEMOR

Isaías 41:10

    A través de toda la Bibia, Dios nos exhorta a no tener temor ni a estar ansioso porque, por ser Sus hijos, no tenemos ninguna razón para tener miedo. Hay razones para ser muy prudente con lo que hagamos o emprendamos, pero el pueblo de Dios no debe vivir en un estado de ansiedad.

    Si lo piensa bien, podrá identificar por lo menos seis temores que son comunes a toda la humanidad. Son el temor a la crítica, a la enfermedad, a la vejez, a la muerte, a la pobresa y a la pérdida de un ser amado. Aunque estos son temores universales, son, en realidad, síntomas de algo más profundo en nosotros que alimenta nuestro miedo,

    Algunas de las causas son:

*  Una sensación básica de incompetencia. Debido a un pensamiento errado, a veces nos sentimos incompetentes para enfrentar algunos retos, o incapaces de realizar ciertas tareas.

La tendencia a fijarnos niveles no realistas.  Podemos tratar de estar a la altura de expectativas demasiado elevadas que nos imponemos a nostros mismos, en vez de ser las que Dios pone.

Una sensación innata de falta de méritos.  Es sorprendente el número de personas que no triunfan en la vida porque sienten que no lo merecen.

     En medio de nuestros temores y ansiedades, necesitamos recordar la promesa del Señor.  Él nos tranquiliza, diciendo: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia" (Is. 41:10).  Es importante que lo miremos a Él, no a las circunstancias que nos rodean.  (Tomado de: En Contacto 2004)

 

 

BUSCANDO AL SEÑOR

Salmo 63

     ¿Experimentó usted alguna vez una "temporada de sequía", en la que no podía sentir que Dios era real, en la que sus oraciones eran insulsas, y en la que la Biblia no le parecía más que puras letras negras?  Si durante esos días usted llevaba un diario, pudo haer descubierto que la sequía se produjo cuando su corazón y su mente estaban focalizados en alguien o algo que no era la persona de Jesucristo.  El remedio para esa sequía espiritual es aprender cómo buscar al Señor de una manera Bíblica.  

     Desde el principio hasta el final de la Biblia, somos amonestados a buscar con ahínco a Dios.  Eso significa desearlo, tener hambre por el Señor y anhelar crecer en intimidad con Él.  No significa ir al Señor cargados con peticiones para que supla nuestras necesidades.  Buscarle con ahínco puede incluir necesidades y peticiones, pero va mucho más allá.  Significa desarrollar una relación íntima en la que el foco no sea sólo conseguir "cosas" para nosotros, sino sentirnos satisfechos con Él.  

     Una manera de buscar a Dios, es desarrollar una percepción subconsciente permanente de la presencia de Jesús.  Usted no puede conscientemente estar pensando en Él en todo momento, pero si usted es un creyente y sabe lo que que significa andar en el Espíritu, Jesús siempre estará allí; tendrá todo el tiempo una sensación subyacente de Su presencia aunque usted esté absorto en alguna otra cosa.  Disponga su corazón a rechazar cualquier clase de relación, placer o experiencia que deje al Señor fuera.  Busque al Señor de todo corazón; usted será plenamente satisfecho y ricamente recompensado.   (Tomado de:  En Contacto 2004)

 

           

 

 
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